Edificio ICFES - BOG25 | FOTOMONSALVE. Instalación artística de Hector Zamora.

1.⁠ ⁠Viernes 7 de Nov. - 4:00 p.m. | Besatón obra Iván Argote - Plazoleta El Rosa

Convocatoria a ciudadanos.

Insumos e información: https://acortar.link/Z2Vvrf 

⁠2.⁠ ⁠Sábado 8 de Nov. - 3:00 p.m. | Performance en la obra de Héctor Zamora - Edif. ICFES

Escenario Hídrico, 2025 - intervención

Insumos e información: https://acortar.link/PdMj30 

3. Viernes y sábado - 7 y 8 de Nov. | Palacio San Francisco

Estará abierto hasta las 9:00 p.m. + activación eje ambiental

4. Sábado y domingo - 8 y 9 de Nov | Eje ambiental 

Estaciones de DJ en Parque de los periodistas y Odeón

5. Lunes 10 de Nov. - 9:30 a.m.| Rueda de prensa cierre Bienal - CEFE Chapinero

6.⁠ ⁠Boletín de la semana: El arte se convierte en voz del agua en la Bienal Internacional de Arte y Ciudad BOG25

https://acortar.link/X7ZHnB

** Fecha por definir | Entrega mural Eduardo Butrón - Estación Bicentenario

Encuentro con el artista y los ciudadanos en proceso de superación de vida en calle.

https://acortar.link/DQyrKx

El arte se convierte en voz del agua en la Bienal Internacional de Arte y Ciudad BOG25

La obra de la Bienal Internacional de Arte y Ciudad BOG25, ‘Escenario Hídrico’ del artista mexicano Héctor Zamora, compuesta por 1.160 m2 de lona mesh, impresión digital de gran formato con tinta solvente en 12 tonalidades de azul ocupando las tres fachadas del Edificio ICFES en Bogotá, se activará con un performance que contará con aproximadamente 100 participantes el próximo 8 de noviembre, a las 3 de la tarde.

Adicionalmente, los días 8 y 9 de noviembre, la CAR participará en la Bienal con sus Aulas Ambientales Móviles para llevar un mensaje de sostenibilidad y cuidado de los recursos naturales.

La Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) participa en la Bienal Internacional de Arte y Ciudad BOG25, liderada por la Alcaldía Mayor de Bogotá a través de la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte, con el propósito de fortalecer la cultura del agua y el cuidado del ambiente a través de la expresión artística y la educación.

Para este fin, se han realizado una serie de talleres en instituciones educativas de la Bogotá rural y otros diseñados para la comunidad en general. En estos espacios los estudiantes han explorado, por medio de conversaciones y recorridos, la relación entre el ser humano y el agua, comprendiendo su valor como fuente de vida y eje de la sostenibilidad ambiental.

Estas jornadas han permitido que niños, niñas y jóvenes se expresen mediante el dibujo, la pintura y el movimiento corporal, representando cómo imaginan los ríos, lagunas y quebradas que les rodean. Los mensajes y obras creadas durante los talleres servirán de inspiración para un performance colectivo en la instalación ‘Escenario Hídrico’ del artista mexicano Héctor Zamora, que se presentará el 8 de noviembre a las 3:00 p.m. frente al antiguo edificio del ICFES, donde los participantes se unirán para representar —a través del arte— la conexión entre el agua, la comunidad y la naturaleza.

Al artista le interesa traer al presente el bosque que precedió la versión moderna de la ciudad, así como rendir homenaje al agua que sustentó a sus distintos pobladores. La intervención explora la materialidad del edificio y sus referentes arquitectónicos, y propone un vínculo con la naturaleza al emular una escenificación de los cuerpos de agua que ancestralmente recorrieron la Sabana de Bogotá, como si el lenguaje arquitectónico pudiera transformarse en una pintura.

Adicionalmente, los días 8 y 9 de noviembre, la CAR participará en la Bienal con la presencia de su Aula Ambiental Móvil Urbana, un espacio interactivo y pedagógico que ya ha recorrido más de 12 mil kilómetros en el territorio, acercando la educación ambiental a más de 15.000 personas. En esta ocasión, los visitantes al Palacio de San Francisco, en el centro de Bogotá, podrán experimentar de forma vivencial cómo pequeñas acciones cotidianas contribuyen al ahorro y uso eficiente del agua, así como a la reducción de la huella ecológica.

La agenda también incluirá la participación de la CAR en un espacio académico, en el que se compartirá la experiencia institucional en educación ambiental y la integración del arte como herramienta de transformación cultural para un futuro más sostenible.

“El arte es un lenguaje poderoso para despertar conciencia. A través de estas experiencias buscamos que las personas comprendan que cuidar el agua es cuidar la vida misma, y que todos tenemos un papel en su preservación”, destacó Nidia Riaño, subdirectora General de Cultura y Gobernanza Ambiental de la CAR.

Con esta participación, la CAR reafirma su compromiso con la construcción de una cultura ambiental participativa, demostrando que la educación, la creatividad y el arte son aliados estratégicos para proteger los recursos naturales y garantizar la seguridad hídrica en la región.

Eje Curatorial: Ensayos sobre la felicidad 


Bajo el título de Ensayos sobre la Felicidad, la primera Bienal Internacional de Arte y Ciudad de Bogotá, BOG25, invita a reflexionar sobre el vínculo entre la ciudad y la búsqueda de bienestar.

El concepto revela tensiones latentes entre la necesidad de disfrutar y el imperativo de ser feliz, abordado desde una perspectiva crítica. Al convertirse en un objetivo cuantificable y alcanzable mediante fórmulas preestablecidas, se corre el riesgo de despojar al concepto de felicidad de su dimensión más profunda y subjetiva, reduciéndose a un producto más del mercado de autoayuda.

Las ciudades continúan expandiéndose y la urbe, como promesa, atrae migraciones basadas en expectativas que terminan por asentar unas complejas estratificaciones sociales. Lo rural y lo urbano se entrelazan en las periferias y el margen toma un importante protagonismo cuando lo que nos define está altamente relacionado con la cultura vernácula y popular de un país como Colombia. Bogotá es, además, un espacio mutante en constante expansión donde la población crece sin límite, transformando la ciudad en un espacio multifacético y vibrante.

El proyecto curatorial ahonda en múltiples posibilidades del concepto: Ocio Radical, se centra en la acción colectiva, el carnaval y el juego; Esoterismo Ambiental, examina los paraísos artificiales, los estados alterados y los procesos de sanación; Estratigrafías, aborda la segregación y la endogamia en una ciudad donde se divide la población en estratos; Tierra Fría, se centra en Bogotá como una de las pocas ciudades de clima frío en un país tropical, y examina su ecosistema; La Promesa, aborda esta expansiva metrópolis como un lugar de acogida y la aspiración a una vida mejor; Optimismo Tóxico, trata críticamente el auge de la literatura de autoayuda y el negocio ligado a la búsqueda de la felicidad; finalmente, Infancia, que explora la tensión entre su idealización como una etapa de felicidad y libertad, y su realidad como un periodo de profunda vulnerabilidad.

BOG25 reactivará dos importantes referentes históricos de finales de los años setenta y principios de los ochenta de los artistas Beatriz González (Colombia) y Alfredo Jaar (Chile), quienes abordaron la felicidad de forma crítica explorando las tensiones que rodean esa noción contextualmente.

Comité curatorial

Tierra fría

Una de las paradojas que caracteriza a Bogotá es que es una ciudad fría en medio de un país tropical. Esta condición se debe a su ubicación sobre una meseta en la cordillera de los Andes. Al conjugar la mitología muisca con la geología moderna, resulta innegable que el carácter plano de Bogotá —a 2.600 metros sobre el nivel del mar— es consecuencia de la acción del agua. De hecho, hasta bien entrado el siglo XX, la ciudad estaba inmersa en numerosos humedales y riachuelos que conformaban la cuenca del río que hoy conocemos como Bogotá.

La localidad de Sumapaz, la última en integrarse a la estructura del Distrito Capital, alberga uno de los páramos más grandes del mundo. La presencia del agua como fundamento conceptual en algunas de las obras presentadas en la bienal alude al carácter sagrado que esta tenía para los pueblos originarios de América, y destaca la importancia de su cuidado y uso responsable para el bienestar colectivo de todos los seres que habitan el planeta.

Optimismo tóxico
El optimismo, como concepción cultural, implica esperar que ocurran los acontecimientos más favorables o reconocer los aspectos más positivos de la realidad. Hasta cierto punto, implica la creencia de que el mundo es uno de los mejores lugares posibles para vivir. Así, se posiciona como uno de los componentes de la felicidad, al predisponer a las personas hacia la fe en la humanidad y la esperanza en el futuro. Por ello, corrientes artísticas cercanas al humanismo, como el Renacimiento o el Neoclasicismo, pueden interpretarse como expresiones optimista.

Ser optimista puede motivar a las personas a tener un mejor desempeño y permitirles superar  las vicisitudes y la adversidad con resiliencia. Sin embargo, el bienestar asociado a la felicidad no surge necesariamente de aferrarse únicamente a los aspectos favorables, sino de la capacidad de identificar situaciones negativas que afectan la vida colectiva, y que exigen acciones solidarias y respuestas empáticas.

Hablar de “optimismo tóxico” es reconocer que el imperativo neoliberal de ser felices como individuos puede conducir a la indiferencia frente a las necesidades colectivas e implica romantizar la realidad y sumergirse en el autoengaño. 

Esoterismo ambiental
En una época en la que el bienestar se ha convertido en industria y la felicidad en un producto, el arte nos recuerda la importancia de volver a lo esencial. La Bienal propone una mirada hacia prácticas ancestrales, hacia lo ritual y lo esotérico, como formas alternativas de conocimiento y conexión. Frente al exceso de razón, sentir más y pensar menos se plantea como un gesto liberador. A través de las instalaciones y obras presentadas se proponen inmersiones en mundos alternativos donde prevalece la intuición. La naturaleza y lo rural emergen como territorios de sanación, pero también como espacios explotados y manipulados cuyo ideal liberador termina siendo un simulacro mediado por la tecnología:  mundos silvestres que llegan a través de pantallas 

Por otro lado, la alteración de la conciencia aparece en diversas obras como una posibilidad de escapismo sensorial que, entre la fuga y la presencia, invita a imaginar otras formas de estar en el mundo y, en medio del caos contemporáneo, nos devuelven la gracia de habitar.

Ocio radical
El goce y el ocio deben ser actos de resistencia: necesarios territorios críticos desde los cuales rechazar los imperativos del rendimiento y la hiperproductividad. Las obras aquí reunidas apuestan por la pausa, la ineficiencia, el juego, la fiesta y el encuentro como gestos emancipatorios. El goce aparece como un espacio de desobediencia frente a las normatividades que restringen el deseo y disciplinan los cuerpos. Desde gestos como bailar, reír o contemplar sin propósito, se despliegan prácticas que devuelven al tiempo su dimensión sensible.

Lejos de concebir la felicidad como una meta impuesta por estándares externos, se propone como una práctica vital, autónoma y colectiva. En este contexto, el arte funciona como catalizador de una imaginación activa, capaz de desafiar el agotamiento, la lógica de la pantalla como única forma de contacto, y de reconectar con el ingenio para dignificar el acto de simplemente existir y estar juntos.

Estratigrafías 

Bogotá está hecha de capas: de historia, de despojo, de supervivencia. Pero también de estratos. La ciudad colombiana no se entiende sin su infame sistema de estratificación social —del uno al seis— que convierte la geografía en jerarquía. En lugar de un palimpsesto simbólico, se configura como un mapa de exclusiones.

“Estratigrafías” reúne obras que trabajan con fragmentos: materiales reciclados, encontrados, desechados. No se trata solo de una estética del residuo, sino de una política de la memoria. Cada objeto lleva la marca de una vida urbana: cartones, plásticos, metales. Cada uno narra algo del cuerpo, del barrio, del tránsito.

La estratigrafía aquí no es arqueológica, sino afectiva. Ensamblar es excavar, pero también denunciar. Las capas no ocultan: revelan. Nos muestran lo que permanece: desigualdad, adaptación, invención. Este eje invita a leer la ciudad desde aquello que otros desechan. Desde ahí, pensar nuevas formas de habitar. Porque en lo que se acumula y se mezcla, a veces también se insinúa otra ciudad posible.

La promesa 
Bogotá, como muchas capitales, encarna una promesa: la de una vida mejor. Una promesa que no se formula directamente, pero que organiza deseos, recorridos y desplazamientos. Migrar a la ciudad es, muchas veces, una forma de perseguir la felicidad. Sin embargo, esa promesa no se cumple del mismo modo para todos. Algunos acceden a sus beneficios; otros quedan atrapados en la espera o en la decepción. Así, la felicidad se convierte en un horizonte aplazado, en una deuda que estructura la experiencia urbana.

“La promesa” explora esa ambivalencia. No se trata solo del sueño de movilidad social, sino de un afecto colectivo que impulsa trayectorias y, al mismo tiempo, produce resentimiento. La felicidad prometida puede ser motor, pero también carga. Las obras aquí reunidas no ofrecen respuestas, sino fisuras: muestran cómo se sostiene, se desgasta o se subvierte esa expectativa. En conjunto, plantean una pregunta urgente: ¿qué ocurre cuando vivir en la ciudad significa habitar una promesa que no se cumple?

Infancia 
La infancia es considerada como la etapa más feliz de la vida: sin responsabilidades y compromisos, es el momento en que niñas y niños ingresan al colectivo social a través del lenguaje y el juego. Viven para crecer, aprendiendo las normas que rigen la vida en comunidad mediante las enseñanzas de sus familias y la interacción con sus pares. Eso, en condiciones ideales.

La historia nos ha enseñado que no siempre es el caso. La infancia es también una de las etapas de mayor vulnerabilidad. Esta tensión entre felicidad e infelicidad, es explorada en BOG25 a través de obras que observan el universo infantil desde los juegos y la imaginación, pero también la separación traumática, las juventudes confiscadas por la guerra, y las responsabilidades impuestas por la sociedad a menores de edad incluso antes de entrar oficialmente a la vida adulta.

Acerca de BOG25

La Bienal Internacional de Arte y Ciudad BOG25, organizada por la Alcaldía Mayor de Bogotá a través de la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte, es posible gracias al apoyo de Davivienda como socio fundador, y al respaldo de entidades internacionales de cooperación, embajadas, empresas del sector privado, universidades nacionales e internacionales y aliados mediáticos e institucionales. Una suma de voluntades que hace posible esta apuesta cultural para la ciudad.

Visita www.bienalbogota.com y la cuenta oficial de Instagram @bienaldeartebogota, y disfrútala hasta el 9 de noviembre en toda la ciudad. 





Edificio ICFES - BOG25 | FOTOMONSALVE. Instalación artística de Hector Zamora.