Carta abierta al Ministro de Salud y Protección Social de Colombia sobre la actualización de la Resolución 666 de 2020.

Bogotá, 6 de febrero de 2020

Doctor

Fernando Ruiz Gómez

Ministro de Salud y Protección Social República de Colombia

Respetado Sr. Ministro:

Cordial saludo. En medio de la situación actual de la epidemia por COVID-19 en Colombia y ad portas de implementar el Plan Nacional de Vacunación, las intervenciones dirigidas a prevenir la transmisión del virus SARS-CoV-2 son, y van a seguir siendo por un buen tiempo, las intervenciones más costo-efectivas para controlar la epidemia.

El 24 de abril de 2020 se emitió por parte del Ministerio de Salud y Protección Social la Resolución 666 “Por la cual se adopta el protocolo general de bioseguridad para mitigar, controlar y realizar el adecuado manejo de la pandemia de Coronavirus COVID-19”. Las medidas de bioseguridad establecidas en dicha resolución estaban acordes con el conocimiento sobre la transmisión del virus y las medidas de prevención hasta ese momento, de acuerdo con las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Sin embargo, la evidencia en todos los aspectos relacionados con COVID-19 se encuentra en permanente actualización y, a la luz de los conocimientos actuales, varias de las medidas de bioseguridad establecidas en ese documento ya no se recomiendan, mientras que otras centrales en el control de la transmisión están ausentes. Desde la academia y la sociedad civil hemos manifestado esta situación de manera continua y consistente desde hace algunos meses y hemos estado atentos a la actualización de la resolución, documento que consideramos central, pues de él se desprenden regulaciones particulares en relación con protocolos de bioseguridad para poblaciones específicas. La reactivación económica avanza en Colombia, con el aumento de la presencialidad en los diferentes sectores laborales y la reapertura de las Instituciones Educativas, situación que amerita de manera urgente la actualización de esta resolución.

La Resolución 666 no considera en sus lineamientos y medidas de bioseguridad la evidencia de la transmisión del virus SARS-CoV-2 por el mecanismo de inhalación de

aerosoles, el cual ha sido demostrado como su principal mecanismo de transmisión1,2,3,4,5,6. Si bien es cierto que a la misma OMS le tomó mucho tiempo aceptar dicha evidencia y sólo hasta esta semana ha hecho declaraciones explícitas sobre la importancia de la transmisión por aerosoles, el Ministerio de Salud y Protección Social habría podido aplicar el principio de precaución y, a la luz de la evidencia disponible desde principios de 2020, reconocerla y hacerla explícita en la Resolución o en una actualización. Lamentablemente, no ha sido así. En consecuencia, los protocolos de bioseguridad vigentes no incluyen algunas de las medidas asociadas a dicho mecanismo y que resultan ser en la actualidad las medidas más efectivas en la reducción del riesgo de transmisión del virus. Entre estas medidas se encuentran el mejoramiento y aseguramiento de buena ventilación de espacios interiores con alta renovación de aire, el monitoreo de los niveles de COcomo indicador de la calidad de dicha ventilación, y el uso de dispositivos de filtración de alta eficiencia para remoción de partículas potencialmente cargadas con copias virales, en el caso en que la ventilación sea insuficiente. Estas medidas, junto con otras ya contempladas en la Resolución como el distanciamiento físico, el uso de tapabocas, y el lavado de manos, constituyen las principales medidas preventivas del contagio.

Con el paso de los meses, el cuerpo de evidencia sobre el mecanismo de transmisión por aerosoles se ha robustecido y un número creciente de países ha ido incorporando las medidas sugeridas. Sin embargo, en el contexto nacional las medidas de bioseguridad que preponderan en instituciones públicas y privadas, derivadas de la Resolución 666 vigente, son aquellas centradas en la desinfección de las superficies, las cuales no son realmente efectivas para reducir la transmisión, causan una falsa sensación de seguridad y generan costos innecesarios. Por otro lado, la evidencia de transmisión del virus a partir de personas asintomáticas, así como la falta de pedagogía efectiva en el uso de termómetros digitales, hacen que la medida de toma de temperatura sea poco útil. Instituciones y empresas han gastado grandes cantidades de dinero en tapetes y soluciones desinfectantes, termómetros digitales y cámaras infrarrojas, medidas con efectividad cuestionable.

Nos preocupa que desde su Ministerio, teniendo ya disponible la evidencia de la transmisión por aerosoles como principal mecanismo de transmisión y de las medidas de prevención acordes con este mecanismo, a la fecha no se haya actualizado el protocolo general de bioseguridad mediante una nueva Resolución en la que recomendamos se incluyan los siguientes elementos:

Lewis D. 2021. COVID-19 rarely infects through surfaces. So why are we still deep cleaning? Nature 590, 26–28
Morawska L, Cao J. 2020. Airborne transmission of SARS-CoV-2: The world should face the reality. Environment International 139:105730. https://doi.org/https://doi.org/10.1016/j.envint.2020.105730

Morawska L, Milton DK. 2020. It Is Time to Address Airborne Transmission of Coronavirus Disease 2019 (COVID-19). Clinical infectious diseases : an official publication of the Infectious Diseases Society of America 71:2311–2313. https://doi.org/10.1093/cid/ciaa939
Morawska L, Tang JW, Bahnfleth W, et al. 2020. How can airborne transmission of COVID-19 indoors be minimised? Environment International 142:105832. https://doi.org/https://doi.org/10.1016/j.envint.2020.105832

Nature Editorial. 2021. Update guidance on how coronavirus spreads. Nature 590, 7
Tang S, Mao Y, Jones RM, et al. 2020. Aerosol transmission of SARS-CoV-2? Evidence, prevention and control. Environment International 144:. https://doi.org/10.1016/j.envint.2020.106039

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  • -  Recomendaciones para el mejoramiento y aseguramiento de buena ventilación de espacios interiores, para alcanzar una alta renovación de aire, con tasas iguales o superiores a 5 recambios de aire por hora.

  • -  Recomendaciones para el monitoreo de los niveles de COcomo indicador de la calidad de dicha ventilación, con monitores NDIR, y un nivel máximo de 700 ppm en ambientes interiores.

  • -  Uso de dispositivos de filtración de alta eficiencia (HEPA) para remoción de partículas potencialmente cargadas con copias virales, en el caso en que la ventilación sea insuficiente, aclarando que no es recomendable utilizar purificadores con ozono, iones, peróxido de hidrógeno o similares.

    Adicionalmente, Sr. Ministro, lo exhortamos para que desde su cartera se lidere un proceso pedagógico altamente efectivo de estos nuevos componentes de los protocolos de bioseguridad, en especial entre los empresarios y rectores y administradores de Instituciones Educativas, para enfocar las acciones en los cuatro componentes prioritarios para el control de la pandemia:

  1. Mejoramiento y aseguramiento de la ventilación

  2. Correcta selección y uso de tapabocas con buen ajuste

  3. Distanciamiento físico mínimo de 2 metros

  4. Lavado de manos frecuente

Finalmente, manifestamos nuestra disposición para cooperar con su Ministerio mediante nuestro apoyo técnico, con el fin de obtener los mejores resultados frente a la pandemia, en beneficio de todos los colombianos y las colombianas.

Atentamente,

Nodo de Salud Ambiental y Ocupacional de Colombia- Nodo SAO Colombia

https://nodosaocolombia.com

Néstor Y. Rojas, Ph.D., Profesor Asociado, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá.

Laura Andrea Rodríguez Villamizar, Ph.D., Profesora Asociada, Universidad Industrial de Santander.

Luis Jorge Hernández F., Ph.D., Profesor Asociado, Universidad de los Andes.
Dayana Agudelo Castañeda, Ph.D. M.Sc. Profesor Universidad del Norte
Andrés Pavas, Ph.D., Profesor Asociado, Universidad Nacional de Colombia.
Omar Ramírez Hernández, Ph.D., Profesor Asistente, Universidad Militar Nueva Granada. Juan Felipe Mendez Espinosa, MSc., Docente, Universidad Nacional Abierta y a Distancia Silvana Zapata Bedoya, MSc. en Epidemiología. Consultora.

Andrea Ramirez MD, MPH, PhD. Profesora Asistente, Facultad de Medicina, Universidad de los Andes.

Daniel Ramírez Corrales, MSc. en Ingeniería. Consultor.

Milton Quintana Sosa M.Sc Director Unidad de Genética y Biología Unisimonbolivar Barranquilla.

Nelson F Mariño M.Sc. Ing. Industrial Gerente de Decisiones Logísticas.

Alejandro Avelino Bonilla, MD, Especialista en Epidemiología.

Ana Amaya, Ph.D.(C) en epidemiología, Docente Universidad Autónoma de Bucaramanga

Rafael Contreras R., Biólogo MSc en Ciencias Ambientales (investigación), Docente Universidad Autónoma de Occidente e Icesi.

B. Piedad Urdinola, Profesora Asociada. Departamento de Estadística, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá

Angel Polo Córdoba, , Ph.D., Profesor Asociado, Universidad Popular del Cesar

Ellie Anne López Barrera, Ph.D. Docente investigadora, Instituto de Estudios y Servicios Ambientales -IDEASA-, Universidad Sergio Arboleda, Bogotá

Alejandro Casallas García, Docente investigador, Ingeniería ambiental, Universidad Sergio Arboleda, Bogotá, Ph.D. fellowship, The Abdus Salam International Centre for Theoretical Physics (ICTP).

Ana Dorly Jaramillo S. Lic, en Biología y Química, Bióloga-Genética, MSc en Ingeniería Sanitaria y Ambiental, Docente Universitaria, Directora de “Eventos Sostenibles”.

Lyda Espitia Pérez, Ph.D., Profesor Asistente, Facultad de Ciencias de la Salud, Universidad del Sinú, Montería.

Rodrigo Jiménez Pizarro, Ph.D., Profesor Asociado, Universidad Nacional de Colombia

Álvaro Javier Idrovo Velandia, Ph.D. Profesor Asociado, Universidad Industrial de Santander.

Oscar A. Fajardo, Ph.D., Profesor Asociado, Universidad Central.

Santiago Roldán Zuluaga, MBA Profesor Asistente, Universidad Autónoma de Occidente, Cali

Andrés López Astudillo Ph.D., profesor asistente, Universidad ICESI, Cali Carlos H. Fonseca, Ph.D., Corporación Simbiosis

Verónica Manzi Tarapués Ph. D. Profesora Facultad de Ingeniería, Programa de Ingeniería Ambiental, Universidad Autónoma de Occidente.

Miguel Quirama Aguilar, M.Sc. Docente investigador, Instituto de Estudios y Servicios Ambientales -IDEASA-, Universidad Sergio Arboleda, Bogotá

José Alejandro Murad Pedraza. Ph.D.(c) Facultad Medio Ambiente y Recursos Naturales - Universidad Distrital Francisco José de Caldas. Lab Calidad del Aire.

Beatriz Helena Aristizabal Zuluaga. Profesora, investigadora. Departamento de Ingeniería Química, Universidad Nacional de Colombia, sede Manizales.

Mery González Delgado- Docente -Fundación Universitaria del Área Andina- Posgrados salud -Red de conocimiento en seguridad del paciente , sede Bogotá.

Mario Andrés Hernández Pardo, Ph.D., Profesor Titular, Universidad EAN.

Juan Pablo Orjuela Mendoza, Ph.D. Investigador Asociado, Universidad de Oxford, Oxford, Reino Unido.

Rafael Tuesca Molina, PhD., Profesor, Investigador Grupo UNI Barranquilla de la Universidad del Norte - Departamento Académico de Salud Pública. Universidad del Norte, Barranquilla. Colombia

Carlos Mario González Duque. PhD. Investigador. Universidad Nacional de Colombia, Sede Manizales.

Carmen E. Moreno P., Vocera Veeduría Ciudadana de Enfermería Nacional

Miriam Gómez Marín. Investigadora calidad aire, Directora Grupo Grupo GHYGAM Politécnico ColombianoJIC. Medellín

Luis Carlos Belalcazar, PhD
Profesor Asociado, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá.

Gloria Lucia Camargo Millán, M.Sc.
Profesora Asociada. Directora Grupo de Investigación Geomática y Ambiente - GIGA. Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia - UPTC. Tunja.

Carlos F. Pardo, New Urban Mobility Alliance (NUMO), Bogotá Dario Hidalgo, Ph.D., Consultor.