In memoriam. Ladyzunga. ABCDEFG HIJKLMN OPQRST UVWXYZ. Dj y performer. - Colina Revista

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In memoriam. Ladyzunga. ABCDEFG HIJKLMN OPQRST UVWXYZ. Dj y performer.



Por Juan Pablo Plata

Eran las semanas finales de julio de 2011 y una dj y performista llamada LadyZunga hacía girar con especial arrebato los discos compactos y LPs en un mezclador con tres bandejas, dominados por un computador y sus dos manos con un manicura perfecta. Su estado de ánimo feliz, exaltado, era alimentado por la celebración próxima del día mundial BDSM (Bondage Sadomasochism), el 24 de julio (24/7), el séptimo mes, escogido porque la cifra incita a practicar durante 24 horas y siete días a la semana la tendencia sexual que abarca por sus siglas en inglés: el vendaje, el sado y el masoquismo. En la marcha del movimiento LGBT en Bogotá de junio de 2011, LadyZunga salió a la calle con un enterizo negro con un quepis multicolor y un letrero muy arriesgado: Mato policías. En una foto que fue difunda en medios internacionales con la noticia de la marcha del orgullo gay en Bogotá, apareció posando al lado de un agente de policía antidisturbios con su risa contenida y una pechera llena de bombas lacrimógenas.
LadyZunga, Lady Juliana Duque, ABCDEFG HIJKLMN OPQRST UVWXYZ, o unos de sus seudónimos artísticos para tocar música, fue uno de los performers LGBT más conocidos o con una popularidad en alza en Colombia equiparable solo a la de Endry Cerdeño. Su apariencia era la de un actor de teatro Kabuki o de teatro inglés de la época isabelina -pero mezclado y actualizado con cyborg, látex, vinilo y un par de tremendos zapatos – de cuando las mujeres no podían actuar y los hombres se vestían de mujeres, con el resultado obvio de la androginia. 
LadyZunga se autodefinía como abyecta. Sinónimo de un ser que borraba los límites que separan a las razas y a los sexos. Su orientación sexual y su cuerpo decía, estaban en constante construcción y lo más cerca de un nombre para su género, como se llamaba a sí misma, era: Mecha Cenobita Eva Pandrogénica.  Su hermetismo la hizo usar ese nombre artístico que une la palabra dama en inglés, Lady y Zunga, que es puta o buscona en colombianismo. Estudió diseño gráfico y aprendió la teoría del BDSM con maestros del arte y practicando. Sin tapujos contaba que le gustaba y se desvivía por la cultura sadomasoquista porque su cuerpo estaba hecho para sentirlo, explorarlo, conocerlo y satisfacerlo. Decía haber comenzado su auto-vida sexual (masturbatoria y extravagante) a los 7 años y haber sabido desde entonces que le gustaban las prácticas sexuales no convencionales. ``¿Pero qué es lo convencional?´´, preguntaba con burla. 
Recordaba con un tinte de nostalgia a su padre, quien siempre la apoyó en sus sueños. En Cali, Valle del Cauca, en la década del noventa, alguna vez vio a un grupo mexicano en un bar  con un par de tornamesas y decidió en una milésima una de sus profesiones: Pinchar discos, ser dj. Aprendió a mezclar devolviendo y tocando casetes en un equipo doméstico. Así empezó el aprendizaje de la técnica de la mezcla de música, cómo hacer los intervalos y efectos, practicando en equipos prestados, yendo donde amigos que los tenían o el padre le ajustaba los equipos sonoros de la casa. El padre de Ladyzunga era músico y de alguna manera esto la llevó a hacerse diseñadora gráfica, performista de sado y de fetiche con el paso de los años y, claro, música. Aunque mezclaba y hacía bailar con varios tipos de música electrónica, prefería el hardcore (duro, extremo), paralelo a sus otros gustos. Su padre siempre respetó su forma de ser.
En las prácticas de BDSM fungió como experta domina, es decir, el agente activo, quien daba ordenes y lastimaba a los sumisos. Daba talleres de BDSM en Universidades en Colombia como la Universidad Jorge Tadeo Lozano y la Universidad Nacional; en Argentina y en varias ciudades colombianas donde había pequeños focos de personas interesadas en el tema. No era un personaje fácil de entender, desde el inicio buscaba desintenificarse con un solo nombre y una sola profesión. Era domina, performista, profesora, Dj. Su autoindefinición pasaba por otros filtros, rarezas y redundancias: ``Biomujer: mujer que vive, habita, siente. El concepto de mujer es una tecnología social de poder. Bio: vida que  vive. Tecno mujer: mujer que aprovecha las tecnologías para su bien y construcción de lo que cada día la identifica. Trata de ser consecuente con sus pensamientos y sentimientos: lo tecno desde lo artificial, científico hasta los pensamientos. No sabe cuándo llegó al planeta ni con qué fin, pero se consideraba una anécdota itinerante, cambiante, performática´´. Deseaba como la artista Orlan hacer intervenciones mecánicas y tecnológicas a su cuerpo, quería ser una transformista robot o  cyborg o algo parecido. Decía que los humanos no éramos sino bestias acomplejadas y adiestradas para ser supuestos humanos: ``Yo soy una bestia que no niega sus gustos, trato de hacer lo que mi cuerpo y pensamientos piden.´´ Sobre el trato en Colombia desde la ciudadanía y desde la marco legal a la comunidad LGBT acometía con furor. Afirmaba que la sociedad de su país es irracional y sumisa, en el peor sentido de la palabra: ``Muchos colombianos actúan como seres territoriales criados y amaestrados por la cultura europea y, sobre todo, por la anglosajona. La radicalidad es buena pero si se ejecuta, de lo contrario no sirve, entonces es mejor ser maleables sin ser influenciables. Se tilda de mala a la feminidad, pero los hombres están con mujeres. ¿Entonces? No sé en qué momento la gente empezó a agruparse y a ponerse letras para reconocerse, afirmars, y refugiar sus miedos y crear mingas, arrejuntamientos, guetos. No se en qué se diferencia una persona LGBT de otra. Todas las personas somos diferentes, pero los derechos son los mismos para toda la humanidad.´´
LadyZunga tildaba a las dominaciones como sexo alternativo. A sus trabajos y a gusto por este tipo de vida los veía como algo extraordinario. La mitad de las personas con las que trataba, sobre todo, los nuevos practicantes de BDSM le confesaban arrepentimiento por haber perdido el tiempo practicando sexo vainilla o tradicional y que deseaban haber conocido el BDSM antes. Adviertía que había normas de seguridad, consenso y metaconsenso y lo más importante higiene. LadyZunga trabajaba con varias sumisas y esclavas al tiempo en las sesiones privadas o de enseñanza, en universidades, calabozos y en eventos de la pequeña pero cada vez más activa comunidad colombiana con este tipo de gustos por prácticas de sexualidad extrema. Le encantaba el olor de la gran cantidad de sustancias naturales excretadas por el cuerpo después de cada sesión  de sadomasoquismo, mezcladas con las texturas de ropa artificial, con el cuero y con metales. 
LadyZunga no confesaba sus fantasías, las reducía, como domina que era, en querer ser ella misma y en poder hacer lo que se le diera la gana. No le gustaba el porno. No tenía predilección por marcas de atuendos para sus presentaciones, eso sí, aclaraba que le parecían encantadores los trajes de látex porque asemejaban a un androide. Decía admirar a LadyZunga, como si hablara de otra persona y a Nobuyoshi Araki. En arte y en cine privilegiaba a Joel Peter Witkin, Mark Ryden, H.R. Giger, David Cronenberg, Michael Goundry, William Gibson y Shinya Tsukamoto. En música deliraba por The Chemical Brothers, The Speedfreak, The Horrorist aka, Oliver Chestler y Atari Teenage Riot. Toda la lista, claro está, con puntos suspensivos, pues le gustanban más cosas pero quería dar un muestra de sus gustos de domina y electrónica hardcorera.. 
Como dj usaba varias computadoras, controladores midi, tornamesas, programas para producción de música como Reason y Ableton Live; un Ipod o Ipad y su cerebro. Una fiesta con LadyZunga estaba cargada de sorpresas musicales, fuerza, energía, poder y contenidos visuales inéditos. Antes de desaparecer preparaba un perfomance muy ambicioso llamado LadyZunga Monstruo, un obra de arte en acción con dos  etapas para el que andaba buscando colaboradores.
La práctica de BDSM ha ido agarrando fuerza en Colombia y hay ya muchas comunidades virtuales para los adeptos locales y de afuera. La acogida en bares, en universidades, en eventos organizados por el distrito en Bogotá, de un personaje tan increíble como Ladyzunga, era una muestra de la apertura sobre las personas y las actividades sexuales díscolas y también de mayor aceptación hacia las minorías de género. Sin embargo, el hermetismo con que llevaba su identidad y otras cosas sobre su vida, llevan pensar que todavía falta más libertad y respeto para una persona como LadyZunga y todas las personas LGBT.


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