Noticias del Mercado Cultural del Caribe (MCC): un trampolín para algunos, pero no para todos. - Colina Revista

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Noticias del Mercado Cultural del Caribe (MCC): un trampolín para algunos, pero no para todos.



(Job Saas and The Heart Beat. Foto por Emmanuel Upegui)

@jppescribe Por Juan Pablo Plata

Celebrado en Cartagena de Indias, Colombia, desde hace ya once años, el Mercado Cultural del Caribe (MCC) (www.corporacioncabildo.org) sirve a todos los públicos, a los ciudadanos de pie y al público especializado, con una agenda robusta y con entrada gratuita a todos sus eventos. El calendario de actividades de 2019 tuvo exhibiciones de música, teatro y danza, conferencias, redes de negocios entre artistas, colectivos creativos y culturales y programadores y contratistas de todo el mundo. En los pocos días del MCC, los asistentes pudieron experimentar el legado del mestizaje cultural americano en los bailarines, cantantes, tamboreros y dinastías de músicos. Después de una década, Corporación Cabildo realiza una evaluación de sus actividades con el MCC y descubre que todavía le queda mucho por lograr, pero el balance es excelente para su fundador Rafael Ramos y la coordinadora de la agenda académica del mercado Gina Ruz Rojas (Miembro del Laboratorio de Investigación e Innovación en Cultura y Desarrollo (L+iD) (www.desarrolloycultura.net) de la Universidad Tecnológica de Bolívar). El MCC es una oportunidad para escuchar música y conocer el bullerengue, la cumbia, la champeta y muchos más ritmos y bailes de la costa Caribe colombiana. Esta música puede llevarlo a cualquiera a través de las vivencias de las montañas, sábanas, el mar y los ríos de los departamentos del Atlántico, Bolívar, Córdoba, Magdalena, hasta llegar a Arboletes, Antioquia y la fronteras con Panamá, en el Darién. Áreas donde nace el bullerengue, por ejemplo, y los otras músicas folclóricas para nunca morir entre las lavadoras, las piladoras de arroz y maíz, los ganaderos o los recolectores de arena.

(Dani Boom. Foto de Emmanuel Upegui)


Los intangibles humanistas, las invenciones creativas se perciben hoy como unas de las pocas actividades que no podrán reemplazar las máquinas en el futuro. La economía naranja denominada así por el gobierno actual colombiano, engloba las industrias creativas de estas invenciones e intangibles. Pese a los loables esfuerzo proyectados en la denominación, los resultados hasta ahora son febles e imperceptibles, este proyecto de economía segmentada en lo cultural, en gran parte, debería velar por los derechos patrimoniales culturales, los derechos de autor de creadores, la denominación de origen agrícola y folclórica y, sobre todo, por una proyección, audición y presentación vivo prioritaria de las creaciones colombianas. Las cintas cinematográficas, las canciones y obras de teatro colombianas deberían durar más tiempo exhibidas o ser escuchadas en más diales radiales por una audiencia mayor que por lo demás traería más réditos a los creadores.



Sobre la expresión world music (Término acuñado por el etnomusicólogo Robert E. Brown), habría que decir que el productor colombiano Iván Benavides tiene sus reparos. Estuvo como voluntario del XI Mercado Cultural del Caribe de 2019. Para él, la world music no es un género musical sino una manera del marketing para incluir en el mercado global la música distinta al mainstream, esto es, que  viene de la periferia urbana o rural del mundo. Dice Iván, el mismo líder de la banda extinta Bloque de Búsqueda, que bajo el toldo del world music hay espacio para músicas tradicionales, de raíz y para música de la periferia que finalmente ha emergido en medio del global beat. Y adiciona para matizar que, de cualquier manera, la world music ha resultado un recurso útil para mercadear mejor la música ancestral y la fusión  que está ligada con sonidos modernos. Para oír ritmos bajo esta sombrilla, hay productoras musicales colombianas y de agencia de conciertos recientes como Llorona Records, Sonidos Enraizados, Colombia Records, Biche, entre otros. En sus catálogos están artistas que ya han pasado por mercados musicales y un gran fogueo que les ha granjeado muchos seguidores: Elkin Robinson, Evaristo Mendoza, Canalón de Timbiquí, Gaiteros de San Jacinto, Frente cumbiero, María del Rosario y Dani Boom.




Dice Ivan Benavides que en este momento histórico del global bass y el global beat incorporan reggaeton, champeta urbana y cumbia electrónica. En la actualidad, los artistas tradicionales de música del Caribe y los que hacen fusión corren distinta suerte. En apariencia es más fácil la mayoría de las veces que una disquera de un conglomerado discográfico o programador firmen con una banda que hace fusión que una con meros sonidos autóctonos. Con todo, no es una fórmula o un destino obligatorio el tener un arduo camino para lograr el éxito si se hace música ancestral sin fusionar. Hay excepciones a la norma como Nidia Góngora y su agrupación Canalón de Timbiquí en el festival Glastonbury de 2017; la participación del colectivo Rancho Aparte en el Fuji Rock Festival o bien la compra por el Instituto Smithsonian y su departamento Folk Ways Recordings de los derechos patrimoniales del álbum Un fuego de sangre pura de los Gaiteros de San Jacinto

Martina Camargo asistió a la La noche del Río, en el Parque Cultural del Caribe, durante el Carnaval de Barranquilla de 2020 en Atlántico, Colombia. La acompañaron en la gala Ceferina Banquez, los Gaiteros de Pueblo Santo y Gumercindo Palencia. Ahora bien, su suerte después del MCC podría ser mejor, pues aunque viaja para presentarse en muchos lugares con asiduidad a tocar sus canciones de tambora tambora, bullerengue y chandé. A su potente voz todavía le resta expandirse más en canales de distribución y ser reproducida con mayor despliegue en radio, bares y las plataformas transmedia. Su voz ha llegado a ser  mezclada por djs como Dani Masi, Adalwolf y Jack and The Jerk. Con todo, lo mejor está por venir para Martina, quien aguarda la declaración de la justicia sobre un caso de plagio de una canción de su padre Cayetano Camargo. Algunos de los artistas que han pasado por el MCC han conseguido ser firmados por grandes compañías que organizan eventos y distribuyen música. Otros creadores como La Tribu del Caribe de Cartagena de Indias siguen en la lucha, en medio de la independencia como la cantadora Martina Camargo quien es representada por David Lara Ramos en Karibona World Music y cuyo disco más reciente es Paisaje en tambora. Una producción con 14 canciones con aires de guacherna, chandé y la tambora tradicional.  

(En foto arriba Iván Benavides conversa con Rafael Ramos.  En foto abajo Juan Pablo Plata entrevista a Rafael Ramos. Fundador del MCC. Fotos de Rafael Bossio.)

La gran agrupación Bazurto All Stars, local de Cartagena de Indias, estuvo en el MCC en 2012, en la Plaza de la Aduana antes de dispararse. Systema Solar estalló con El botón del pantalón y en las emisoras del mundo, las tarimas y salones de baile para 2010 en el mismo MCC donde lo hicieron Bomba Estéreo, Alé Kumá, Elkin Robinson, Blas Michi Sarmiento, Kombilesa Mí, Punta Candela, Ceferina Banquez (Cantará en el Estéreo Picnic 2020) y Job Saas & The HeartBeat de San Andrés, entre otros.

Hay en Colombia, sin ayuda de ninguna economía pintada de ningún color, un ecosistema de festivales, mercados musicales y circuitos donde se ofrecen discos, presentaciones en vivo y se hace prensa, se venden discos, descargas, se reciben pagos de reproducciones en plataformas o se vende merchandising. Todo rebota en un efecto de expansión del reconocimiento de los afortunados artistas que peguen, esto es, el término usado para hablar del éxito comercial de una banda.
Como se ve, no hay una fórmula para pegar una canción, un disco o llevar al estrellato una banda del tipo de géneros musicales referidos arriba. Sobre esto, dice Iván Benavides, que: “Las bandas que quieran triunfar y ampliar sus oyentes deben ser más raíz que antena.” Benavides hace una glosa para aclarar su sentencia basado en que más que fusionarse o no, las bandas deben tener más arraigo cultural en sus zonas de extracción periférica y conocimientos de sus comunidades y patrimonio si quieren lograr una mayor audiencia o réditos. Esto en oposición a ser antena por hacer ruido en redes sociales o integrar de manera forzada un dispositivo electrónico en la mezcla de sonidos con los autóctonos. 




(Vendedora de flores y los asistentes al MCC con ropa de Darlyn Cuesta. Fotos de Emmanuel Upegui)


Nuestra herencia intangible y el futuro con respecto a la cultura Caribe colombiana se siente seguro en manos de la Corporación Cabildo y su Mercado Cultural del Caribe. Atentos lectores, bailarines, músicos, programadores y productores a la convocatoria de este y otros mercados durante el año 2020.

(Texto hecho bajo auspicio de la Beca Gabo de Periodismo de la Fundación Gabo obtenida por Juan Pablo Plata. En el Mercado Cultural del Caribe de 2019. Cartagena de Indias. Colombia. Con la tutoría de Héctor Feliciano y Jonathan Levi)


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